
Los toros de lidia criados en la Región de Murcia
El toro bravo se cría prácticamente en toda España, y la Región de Murcia no es una excepción. En sus paisajes, entre sierras y llanuras, pastan dos ganaderías inscritas en los organismos oficiales de la cabaña brava: la Unión de Criadores de Toros de Lidia y la Asociación de Ganaderías de Lidia. Se trata de los hierros de Nazario Ibáñez Azorín, en Yecla, y de El Rellano, en Moratalla, dos proyectos ganaderos que reflejan dos formas distintas de entender la crianza del toro de lidia.
La ganadería de Nazario Ibáñez es, sin duda, la más importante de la provincia. Su antigüedad está reconocida desde el 24 de septiembre del año 2000, aunque su historia comienza en 1994, cuando el propio Ibáñez adquirió el hierro de Carmen Ordóñez. Tras rediseñarlo, emprendió un nuevo camino seleccionando vacas y sementales de González Sánchez-Dalp y Manolo González, con clara procedencia Carlos Núñez.
Ubicada en la finca Las Moratillas, en Yecla, sus reses lucen una divisa de azul pavo y blanco y han alcanzado un gran prestigio por su seriedad, bravura y nobleza. Entre sus hitos más recordados se encuentra el indulto de “Comadroso”, en la plaza de toros de Yecla en 2007, un bravo ejemplar lidiado por Vicente Barrera que marcó un antes y un después en la historia del hierro.
En Moratalla, al norte de la región, se asienta la ganadería de El Rellano, antes conocida como Hijos de Lola de España. Propiedad de Jesús Martínez, las reses pastan en las fincas Casa Cristo y El Rellano, donde se cría un toro de perfil muy ligado a los festejos populares.
Su formación parte de reses de Carlos Núñez, Ignacio Jiménez Montegui y Samuel Flores, y su divisa ondea en blanco, verde y amarillo. Más que en corridas formales, sus toros son habituales en encierros y celebraciones taurinas de la zona, donde destacan por su movilidad, trapío y juego en la calle, cualidades muy valoradas en este tipo de festejos.
Tanto la consolidada ganadería de Nazario Ibáñez, con proyección en plazas de relevancia nacional, como El Rellano, guardián de la tradición popular murciana, son dos pilares que mantienen vivo el espíritu del toro bravo en la Región de Murcia. Cada una, desde su particular enfoque, contribuye a que la tierra murciana forme parte de ese mapa diverso y apasionante que constituye la cabaña brava española.